| Número de colección: 5 | Año: 2015
En la segunda mitad del siglo xvi, en la Nueva España, comenzaron a multiplicarse diversas manifestaciones culturales que cinculaban imagen y palabra. Éstas se dieron en diversos planos artísticos y populares, desde las exequias funerarias de grandes personajes, las recepciones que hacían las ciudades a los nuevos dignatarios, hasta en el teatro y festividades patrocinadas por el poder civil o eclesiástico. El virreinato participaba así de la emblemática, un género utilitario que había comenzado a cobrar auge en gran parte de Europa apenas un part de décadas atrás.
En este contexto surge uno de los poetas más interesantes y conocidos de ese periodo, Fernán González de Eslava. Él, de manera temprana a su época, incorpora en su obra dramática, elementos simbólicos derivados por ese gusto por la emblemática. Su literatura ancilar, vinculada a la religión y a las festividades públicas, muestra una exploración temprana y propositiva, basada en estas formas literarias. Estas páginas hacen un recorrido por su persona y parte de su obra para dimensionar la importancia de su trayectoria en la periferia del reino y de cómo se van conformando, culturalmente, un gusto por la persuación basada en el binomio imagen y voz.